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22.2.12



Arantxa Sánchez Vicario, Steffi Graf, las Williams... las tenistas, asfixiadas por sus padres

La historia de la española y sus progenitores parece repetirse en el mundo del tenis femenino

 


Madrid.- La mala relación de Arantxa Sánchez Vicario y sus padres, a los que acusa de haber ejercido un control férreo sobre ella, parece seguir el mismo patrón que el de otras tenistas como Steffi Graf, las hermanas Williams o Martina Hingis, a quienes sus padres mantenían asfixiadas durante sus años de infancia y adolescencia. Historias de relaciones turbulentas que cobran actualidad gracias a los problemas de la española más laureada.
Arantxa Sánchez Vicario sorprendía a todos descubriendo que la relación con sus padres no era tan idílica como aparentaba. Tras años disimulando, la tenista se decidía a contar que sus progenitores le habían mantenido asfixiada para que ganara en la pista, anulándola, ha dicho, en muchas ocasiones e impidiendo que tomara las decisiones que ella quería en cada momento. Su caso, sin embargo, parece repetirse en el mundo del tenis femenino. Y es que son muchas las tenistas de éxito que han tenido que lidiar con padres que ejercían un control férreo sobre ellas.
La publicación de su libro de memorias revelaba que Arantxa Sánchez Vicario estaba en pleitos con sus padres, Marisa y Emilio, para que éstos les dieran las cuentas de su fortuna, gestionada por ellos desde que siendo una niña la tenista comenzó a ganar en las pistas. Campeona de España con tan solo 13 años y ganadora de su primer Roland Garros con 18, los millonarios ingresos de Arantxa estaban bajo el control de su padre. Sin embargo, ahora la tenista parece no estar de acuerdo y reclama conocer al detalle cómo se llevó a cabo la administración de su fortuna. Además, la catalana descubría que su madre no la dejaba ser como quería, que controlaba su ropa, su peinado, que no la dejaba salir y que impedía que tuviera amigos. Algo que, ha dicho, le ha hecho llevar una infancia y una adolescencia que no corresponía a su edad.
Como ella, otras tenistas de gran fama y éxito mundial. Entre ellas, Steffi Graf. Con tan solo cuatro años, la alemana cogió su primera raqueta. Despuntó pronto y su padre vio todo un filón económico. Con graves problemas con el alcohol y adicto a las pastillas antidepresivas, Peter Graf empezó a mantener peligrosas relaciones con mafiosos que le llevaron a ser condenado por haber evadido impuestos en Alemania por valor de 21 millones de euros. Su condena fue la gota que colmó el vaso. Después de aquello, Steffi rompió definitivamente la relación con su padre.
La avaricia también ha hecho mella entre las hermanas Williams, Venus y Serena, y su padre, Richard. Representante de ambas, no duda en llevarse la mitad de todo lo que ingresan sus hijas, a las que durante años ha asfixiado para que llegaran las dos a las finales de los torneos. Algo que le hizo estar en el punto de mira pues fue acusado de amañar los partidos entre ellas para asegurarse mayor tajada económica. Y es que él estipulaba quién debía ganar cuando ambas se enfrentaban en algún partido.
Martina Hingis ha sido otra de las tenistas que ha confesado haber tenido una adolescencia difícil por la obsesión, en este caso, de su madre, que quería convertirla en la mejor. Tenista de poco éxito, Melanie volcó sus expectativas propias en su hija, con la que se trasladó a Suiza para iniciarla en el mundo del tenis. De ahí, a Estados Unidos, donde Martina comenzó a despuntar mientras su padre pasaba ciertos apuros economicos. Número 1 con tan solo 18 años, la tenista tenía una vida en la que su madre la mantenía asfixiada con el objetivo de que no se descuidara su carrera. Sin embargo, el amor tocó a su puerta de la mano del tenista español Julián Alonso. Tras un ligero sobrepeso y algunos malos resultados, su madre la puso contra la espada y la pared, casi obligando a Martina a elegir su carrera y romper con su novio. Algo que pasó factura a su relación. Y es que la tenista despidió a su madre como entrenadora y la prohibió, incluso, asistir a sus encuentros en las pistas.
Otras, como Mirjana Lucic o Jennifer Capriati han vivido historias mucho peores. La primera, una de las mayores promesas de los años 90, tuvo que huir del control de su padre con tan solo 16 años después de soportar durante una década las palizas y el maltrato psicológico de su progenitor. La segunda, por su parte, era sometida a un control casi militar en el que le estaban prohibidas las fiestas, los amigos o disfrutar de su tiempo libre como ella quisiera. Tras un descanso después de unos malos resultados, el divorcio de sus padres la abocó a las drogas. Fue arrestada por robar y 'pillada' con marihuana y cocaína.Varios intentos de suicidio y su paso por un centro de rehabilitación la hicieron romper su relación con su padre y volver a las pistas.
Y es que parece que, al igual que Arantxa Sánchez Vicario, son muchas las tenistas que protagonizan tormentosas relaciones con sus progenitores, muchas veces más ocupados en alzar a sus hijas a lo más alto del tenis femenino que en educarlas como las adolescentes que, aunque deportistas, no dejan de ser.
> En la imagen, Arantxa Sánchez Vicario, Martina Hingis, Serena y Venus Williams y Steffi Graf; lateral, Arantxa y sus padres, Emilio y Marisa.
 

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