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9.3.12

A Juan Roig (Mercadona): los ocho motivos para no comprar en tiendas chinas



El presidente de la cadena de supermercados ha puesto a los bazares chinos como ejemplo por su cultura del esfuerzo

 


Madrid.- Mercadona presentó este miércoles sus resultados y, a tenor de las cifras, se puede decir que la compañía valenciana no sólo está siendo capaz de sortear la crisis, sino que sus ingresos siguen creciendo en estas adversas condiciones económicas. La cadena de supermercados cerró 2011 -el mejor de su historia- con un beneficio neto de 474 millones de euros, lo que supone un incremento del 19% respecto al año anterior, con un aumento de las ventas del 8%, hasta 17.831 millones de euros. Además, la cadena supermercados creó 6.500 empleos fijos el pasado año, 20 al día, y tiene 70.000 personas en plantilla y hasta 400.000 dentro de su cadena de valor, lo que representa el 2% del total de trabajadores en España.
De cara a 2012, Mercadona prevé alcanzar un beneficio neto de 490 millones y una cifra de ventas de 19.100 millones, crear 2.000 nuevos puestos de trabajo e invertir 600 millones, así como abrir 60 tiendas y terminar sus bloques logísticos de Guadix (Granada) y Abrera (Barcelona). En 2013 abrirá su primera tienda en Navarra y después estudiarán Euskadi, aunque está decisión todavía no está tomada.
Las cifras avalan a la compañía, que ya ha superado en facturación al propio El Corte Inglés, pero a ellas hay que sumar las características de calidad de sus productos, algo en lo que ha puesto especial cuidado su presidente, Juan Roig, a quien las circunstancias familiares -se dice que tiene un hijo celiaco- han hecho que, por ejemplo, haya convertido su negocio en un referente en alimentos libres de gluten.

Durante la presentación de los datos, Roig, empresario comprometido con la calidad y el servicio y con fórmulas imaginativas para combatir la crisis, puso, sin embargo, a los bazares chinos como ejemplo a seguir. “En España hay más de 7.000 bazares chinos porque hacen una cultura del esfuerzo que no hacemos nosotros”, señaló, para añadir que le producen “admiración y aprendemos mucho de ellos”.
No obstante, y por fortuna, las tiendas chinas poco tienen que ver con la filosofía laboral y de calidad que impregna el negocio de Mercadona. A diferencia de la cadena de Juan Roig, hay muchos motivos para no comprar en estas tiendas:
- Higiene: la mayoría de las tiendas chinas carecen del aspecto aseado de nuestros cánones occidentales. El suelo tiene abundantes desperdicios, incluso es frecuente encontrar restos de comidas y olores en la tienda. ¿Alguien ha visto un chino usando una fregona en su tienda?
- Orden e identificación: las tiendas chinas no guardan ningún tipo de orden en la colocación de la mercancía en las estanterías, ni éste se atiene a las medidas necesarias de higiene y seguridad. Así, es frecuente que alimentos convivan con productos de limpieza. ¿No se han fijado que casi todas las tiendas huelen a detergente?
 
- Funcionamiento: las tiendas chinas están siempre abiertas, pero es que, en muchos casos, las personas que las atienden duermen en el interior, lo que representa para el consumidor un atentado a las medidas de higiene del comercio. ¿No se han fijado que muchas veces parece que se acaban de levantar? Tampoco cumplen con la ley de venta de alcohol, que prohíbe suministrar bebidas alcohólicas a menores, por una parte, y a cualquier persona a partir las 10 de la noche, por otra.
- Laboral: las mayorías de las tiendas chinas no resistirían la más mínima inspección laboral, tanto por la situación legal de sus trabajadores, como por los horarios, sueldos y cotizaciones a la Seguridad Social.
- Falsificaciones: las tiendas chinas son la mayor red de venta de falsificaciones: ropa, complementos, camisetas deportivas, perfumes, juguetes de Disney…
- Facturas: muy pocas tiendas chinas emiten facturas. Cuando no imprimen un albarán sin número de CIF ni referencia a la identidad del negocio, alegan que la impresora se les ha estropeado. No contribuyen a la Hacienda Pública, de las que, sin embargo, sí se ven beneficiados.
- Garantías: los productos de venta en tiendas chinas no están sujetos a la regulación del comercio. Raramente tienen libro de reclamaciones y se hacen los tontos cuando uno quiere devolver un producto porque no funciona o está caducado. Las autoridades miran para otro lado.
- Atención al público: el trato de los cajeros y vendedores públicos es, por lo general, especialmente arisco. Raramente sonríen y, por el contrario, se convierten en perseguidores del cliente durante la compra, para vigilarle y no para ayudarte. Entre otras cosas, porque no hablan español. De hecho, en Facebook existe un perfil llamado 'Ir a una tienda de chinos y seguirles tú a ellos' con más de 13.000 fans. La exhibición de banderas de España en la entrada obedece exclusivamente a una estrategia de marketing. Pero no cuela.
Estas son las ocho verdades capitales de las tiendas chinas, a las que Juan Roig puso como ejemplo, a sabiendas de que no representan una amenaza para Mercadona, donde se supone que se seguirán manteniendo los cánones de calidad y servicio por los que ha triunfado.

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